
No me considero una persona muy seria,
ni muy formal.


ME llamo ESTEFANÍA
Soy fotógrafa de bodas, la oveja negra de la familia, la novia hipocondríaca, la típica amiga “toca cojones"; Soy, también, la friki que, a sus 28 años, sigue disfrutando de Pokémon.
Me declaro adicta a la tortilla de patatas de mi novia, a escuchar una y otra vez el disco de Love of Lesbian, o a jugar, como una niña, con mis perros, en cualquier lugar del mundo, donde puedan acompañarme.
Me gustan las bodas poco formales, los novios sin muchos protocolos y los invitados disfrutones. Creo que lo que más destaca de mi trabajo, a parte de mi estilo fotográfico, es la afinidad que tengo con las parejas, ese vínculo tan especial que creamos, juntos, y nos hace ir todos a una.
Me considero una persona extrovertida, curiosa y abierta a conocer nuevas realidades.


Me encanta adentrarme en culturas y costumbres diferentes, descubrir sitios nuevos… Forma parte de mi aprendizaje como fotógrafa, y, sobre todo, como persona.
Y esto, precisamente, es lo que intento reflejar en mi fotografía de bodas: espontaneidad, frescura, actitud, buen humor, y muchas, muchas ganas.
Lo que más me llena, en el mundo del reportaje de bodas, es pensar que, con un solo clic, puedes captar un momento y hacerlo eterno. Porque los buenos recuerdos deberían permanecer siempre a nuestro lado.
Actualmente, vivo y trabajo en Barcelona, pero me motiva emprender proyectos en otras ciudades, o países.





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